En esta ocasión, he elegido este símil porque me parece certero, muy hermoso y un tanto pertubador. En La Deseada ,Maryse Condé lo utiliza para hablar del amor que sentía por la mujer que cuidó a la protagonista cuando su madre emigró a Francia. Amor que, con la distancia y el paso de los años, había dejado de sentir. Pero ¿podría aplicarse a cualquier tipo de amor?

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