A finales de junio del año pasado falleció con 50 años Julián Rodriguez Marcos, escritor, galerista y, motivo por el que cual lo traemos ahora hasta aquí, editor de Periférica. Un infarto nos dejó sin este extremeño, gran figura del mundo de la edición y que, junto a Paca Flores en 2006, fundó en Cáceres el sello editorial independiente. Pronto, esta editorial, y su figura se convirtieron en referente, recuperando autores jamás publicados en España e impulsando en 2008 la creación del sello de editoriales conjuntas Contexto , que aglutina, junto a la propia Periférica, a Impedimenta, Libros del Asteroide, Barataria, Nórdica y Sexto Piso. Su manifiesto es realmente esclarecedor para comprender la forma en que este grupo entiende la industria.
El nombre de la editorial también resulta significativo: Periférica, porque se encuentra ubicada lejos de Madrid y de Barcelona, dos lugares de referencia para cualquier asunto relacionado con la gestación de libros. Sin embargo, desde Cáceres, Periférica realiza una labor encomiable que se traduce en un catálogo que abarca seis tipos de colecciones diferentes .
La primera de estas colecciones es Biblioteca portátil , que echó a andar en el inicio de la propia editorial, allá por 2006. Ellos mismos la definen como una selección de “clásicos modernos”, la mayoría de ellos inéditos en nuestro idioma o muy poco conocidos, que no tiene problemas en volver su mirada al siglo XIX o al XVIII.
Por esta característica retrospectiva, algunos de los nombres que constituyen la lista de autores de la Biblioteca portátil pertenecen, también, a lo más granado de la historia de la literatura universal. Como ejemplo, aquí encontramos obras del portugués Eça de Queirós, del norteamericano Nathaniel Hawthorne, del italiano Giovanni Verga, de los franceses Honoré de Balzac y Stendhal o del canario Benito Pérez Galdós.
Además, junto a estas ilustres glorias, conviven autores modernos como el argentino Rodolfo Enrique Fogwill o la rumana Ana Blandiana. De esta colección os recomiendo tres libros excelentes:
El espantapájaros de Hawthorne, uno de los mejores cuentos largos, o como queramos calificarlo, que brotaron de la prosa del puritano de Salem. Y claro, si hablamos de Salem no podemos evitar recordar a sus célebres brujas, y sobre una bruja, harta de que los cuervos y las urracas se coman y arruinen sus maizales, trata este relato. Mamá Rigby, crea un espantapájaros al que convierte en humano gracias a sus poderes mágicos, y que bautiza con el nombre de Feathertop. En el argumento de Hawthorne encontramos cierta reescritura de la milenaria leyenda del Golem .
La vida en el campo de Verga es bien diferente al relato fantástico de Hawthorne. Giovanni Verga pone en marcha sus recursos realistas llevados al extremo, ese verismo que alumbra los relatos maestros que se reúnen en este volumen, entre ellos auténticas joyas como Malospelos o el inmortal Nobleza rústica que dio lugar a la ópera de Pietro Mascagni, Caballería Rusticana.
Y por último, si hablamos de realismo, el clásico Torquemada en la hoguera de Galdós, historia de un usurero de tintes dickensianos que significa la primera entrega del ciclo de la conocida tetralogía de las Novelas de Torquemada .
La segunda colección de Periférica es Pequeños tratados , creada en 2007 y que aglutina aquello que los críticos denominan no-ficción. De hecho, su nombre esta tomado de una obra del pensador alemán Walter Benjamin . Aquí, conviven la crónica, el reportaje o el ensayo literario, traídos por autores de la importancia del barcelonés Joan Fontcuberta , el editor Constantino Bértolo o el gran clásico francés Guy de Maupassant .
Precisamente, el libro de Maupassant, Todo lo que quería decir sobre Gustave Flaubert, es una de mis recomendaciones de entre las obras que se ofrecen en Pequeños tratados. Gustave Flaubert fue mentor de Maupassant, algo que el discípulo demuestra, con la veneración de la amistad, en este conjunto de ensayos.
Largo recorrido es la tercera colección dentro del sello Periférica. Nacida en 2009, con títulos y autores imprescindibles. Aquí encontramos mucho, y muy bueno: el austriaco Erich Hackl, los norteamericanos Henry James, H. P. Lovecraft , Jack London y Gordon Lish, los británicos Dickens y Thackeray , o el italiano Francesco Pecoraro , entre otros, para una colección que aglutina, además, obras de autores latinoamericanos (de Republica Dominicana, México, Argentina, Chile, etcétera…) y que atiende, también, a literaturas minoritarias: Bosnia, Grecia, Suiza, Eslovenia, Hungría e incluso Vietnam.
Ante semejante lista, no es sencillo recomendar solo unos pocos libros. Precisamente el de Pecoraro, La vida en tiempo de paz , junto a Los pichiciegos de Fogwill, El resucitador de Lovecraft, Encender una hoguera de London y Lejos de Kakania de Carlos Pardo, por citar a un autor español, podrían valernos para hacernos idea del tesoro literario que ofrece la colección.
Por último, dentro de La hora feliz , nacida en el año 2011, Periférica busca ofrecer libros que sean obras de arte, con textos ilustrados, novelas gráficas…, pero aún hay más: la colaboración de Periférica con otro sello señero entre las editoriales independientes: Errata naturae . De tan acertada amistad y coedición han surgido libros excelentes como el fotográfico Leer del húngaro André Kertész o la más reciente Testamento de juventud de la inglesa Vera Brittain.
Este es el proyecto que arrancó Julián Rodriguez y que, desgraciadamente, ya sin él, ha seguido por los caminos trazados desde su origen: los lectores deben saber que detrás de una editorial hay personas, y no solo transmitiendo esta calidez hasta ellos, también cuidando una exquisita relación personal con los libreros. Esta idea significa compromiso, pero también significa algo más, el libro entendido no como un producto generado por una empresa, sino como un empeño artístico puesto en pie desde la humildad y el espíritu crítico que se basa en una máxima: editar aquello que sea lo mejor para los lectores.
Para Periférica el lector es inteligente, tal y como declaró en una entrevista Julián Rodriguez, y la selección de los títulos de las diferentes colecciones ha seguido rigurosamente esa idea, incluso abordando obras que, de antemano, saben que no van a resultar rentables. Ni una sola concesión al mercado.
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