por José Carlos Rodrigo Breto

La respuesta a la pregunta de por qué nos gusta tanto la editorial Impedimenta es tan sencilla como aplastante: publica unos veinte libros al año, todos imprescindibles, de gran calidad, maravillosamente editados y con unas portadas bellísimas; en 2017 cumplió diez años de existencia y su catálogo es de lo mejor que se puede encontrar hoy en día sobre literatura contemporánea y clásicos modernos. Trabajan mucho con los libreros independientes, han abierto una biblioteca de Mircea Cărtărescu y su editor y fundador, Enrique Redel , define el e-book como literatura de mentira, un simulacro. Con todas estas virtudes, ¿cómo no va a gustarnos Impedimenta?
Pero hay más, mucho más.

Podemos fijarnos en el nombre de la editorial, toda una declaración, más que de intenciones, de principios. Impedimenta se refiere a una idea que Enrique Redel siempre ha tenido muy clara: el libro es algo que va contigo, bien porque físicamente lo lleves bajo el brazo o entre las manos —o en sus cajas durante una mudanza—, o porque el texto, una vez leído, se nos quede dentro, incorporado a nuestra colección de lecturas (y esta es una idea que siempre hemos defendido en Proscritos).
Un libro que permanece en nuestro interior necesita, en palabras de Franz Kafka , ser el hacha que rompa el mar helado que llevamos dentro. Una gran obra que nos remueva en lo más profundo.

Impedimenta es el nombre que recibía la mochila que los romanos llevaban consigo al campo de batalla, con todo lo imprescindible para protegerse en la lucha. De ese modo, la literatura es algo que va con nosotros durante toda nuestra vida y que puede defendernos de las ofensas de la vida, tal y como afirmaba Cesare Pavese . Desde luego, esta es otra máxima que sostenemos en Proscritos. Al final, somos aquellos libros que hemos leído. Esa es la idea, la filosofía editorial de Impedimenta.

De este modo, siempre busca publicar libros que perduren, que nos resulten imprescindibles. Por eso, el catálogo incorpora nombres absolutamente necesarios para todo lector que se precie, obras maestras de la literatura y clásicos modernos de escritores inconmensurables. Apostar por un libro de Impedimenta es apostar por leer gran literatura.

En ese catálogo, que arrancó en Madrid en el año 2007, podemos encontrar libros que, por motivos variados, se habían quedado fuera de las mesas de novedades, o aparecieron emboscados en la neblina del mercado editorial, pasando desapercibidos para el público. Así, nos topamos con autores como el alemán Siegfried Lenz , el francés Georges Perec , el húngaro János Székely o el checo Jiří Weil , junto a la estadounidense Edith Wharton , el rumano Mihal Sebastian , el polaco Stanisław Lem (de quien la editorial ha lanzado su propia biblioteca) o el alemán naturalizado francés Alfred Döblin.

Dentro de esta rutilante colección de nombres destacan los libros de uno de sus autores más importantes, el rumano Mircea Cărtărescu —que ya he mencionado antes—, o los del checo Jiří Kratochvil y el japonés Natsume Soseki . Impedimenta aspira a que sus libros lleguen al gran público, en absoluto buscan ser minoritarios, pero esa intención no está reñida con la calidad, ni con un cuidadoso proceso que abarca desde la selección del propio autor, pasando por los traductores y terminando por los bellísimos diseños editoriales.

El libro, para Impedimenta, siempre es una obra total que amalgama lo más excelente de la literatura, junto a todo lo demás que acompaña a una buena edición para convertirla en exquisita. Para ellos, el diseño de los libros es fundamental, tanto como su contenido.

Para Enrique Redel, las cinco joyas que alberga Impedimenta en su catálogo son: Botchan , de Natsume Soseki -publicado en 2008 y hasta esa fecha no demasiado bien traducido-, escritor al que considera como el autor japonés moderno más importante; La hija de Robert Poste , de la inglesa Stella Gibbons, editado en marzo de 2010 y uno de los libros más divertidos de la literatura inglesa; La librería, de otra inglesa, Penelope Fitzgerald, novela de la que poco hay que decir, puesto que navega en pleno éxito; Nostalgia, de Mircea Cărtărescu, un libro de relatos sorprendente y en donde el sólido candidato al Nobel despliega toda su peculiar cosmología en unas historias impactantes (El ruletista por ejemplo); la quinta joya es Máscara, de Stanisław Lem, trece relatos del genio de la ciencia ficción estelar que nunca fueron publicados anteriormente.

Pero los lectores somos caprichosos, y a estos cinco imprescindibles de su autor, yo quiero añadir otros cinco. Por supuesto, y quizás el mejor libro que hayan alumbrado en todos estos años de historia editorial sea Solenoide de Cărtărescu: inabarcable, un universo en sí mismo, una novela única, de esas que aparecen una vez cada década.

Otro libro imprescindible en este catálogo es Mendelssohn en el tejado, de Jiří Weil, una obra maestra en todos los sentidos, desde lo que cuenta sobre la ocupación nazi de Praga, hasta la forma en que lo cuenta, emocionante. Después, no quiero olvidarme de Solaris de Stanisław Lem, por primera vez en traducción directa del polaco, obra cumbre de su autor y una de las novelas de ciencia ficción (si podemos llamarla así, porque es mucho más que eso) más influyentes de la historia.

Mi cuarta recomendación es Buenas noches, dulces sueños, de Jiří Kratochvil, un libro en donde el autor despliega una narrativa de realismo mágico a la morava para darnos una visión de la Segunda Guerra Mundial que a veces podría entroncarse con la narrativa del Nobel alemán Günter Grass.

Por último, La figura de la alfombra , del angloamericano Henry James , en donde el autor propone todo un tour de force narrativo acerca de los misterios de la creación literaria y sus intrincados resortes. Una obra tan breve como magistral.

Estos son solo algunos de los libros del catálogo de Impedimenta, concebidos como un complejo artefacto que debe ganarse al lector, arrebatarlo de otras ocupaciones. En una entrevista que Enrique Redel concedió al magazine Jotdown, se refería de la siguiente manera a esta competencia sobre la que debe imponerse el libro: «El libro tiene que llamarte tanto la atención, y tiene que ser tan seductor, que en vez de estar jugando al Candy Crush te lances a leerlo. O en vez de estar viendo The Walking Dead te dediques a leer una novela. El libro tiene que ganarse su puesto».

Sinceramente, creo que la oferta del catálogo de Impedimenta está muy por encima de esas otras propuestas de ocio, y no solo de las mencionadas por el editor. Ya lo afirman así en su página web cuando dicen que aspiran a recuperar y redescubrir aquellas obras literarias esenciales para poder disfrutar de nuestro largo camino como lectores: obras que se lean, que se disfruten y que se guarden.
En estos tiempo turbulentos para los libros, que muchas veces ni se leen, ni se disfrutan, ni se guardan, y ni tan siquiera se compran, Impedimenta se significa como la literatura perfecta para los tiempos imperfectos. Y por eso nos gusta tanto.

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