por José Carlos Rodrigo Breto

La editorial Minúscula cumple veinte años. Una trayectoria desarrollada entre 1999 y 2019, que debe añadirse a los cumpleaños de Anagrama —cuyos cincuenta años ya celebramos en este mismo blog— y de la editorial Impedimenta, de cuyos diez años de existencia también nos ocuparemos pronto.

Minúscula es una editorial diferente. Bien es cierto que todas las editoriales buscan significarse con esa declaración de diferencia, pero son muy pocas las que de verdad lo consiguen. En el caso de Minúscula, lo que de verdad la distingue del resto del panorama editorial español, viene de su interés casi obsesivo por un tipo de literatura que afirmó la cultura europea (no en vano, uno de sus primeros títulos pertenecía a Joseph Roth, lo que resulta muy significativo), con una atención muy especial a la producción literaria alemana; textos que, además, son tratados con delicadeza.

La oferta de Minúscula busca lectores exigentes, lo que significa tomar un riesgo en estos tiempos. De esa forma, presentan un catálogo dividido a su vez en seis colecciones. Alexanderplatz es una de las más importantes, con novelas y ensayos de autores alemanes del siglo XX. Después, tenemos Paisajes narrados, con obras cuyo tema central es una ciudad, una región, un lugar, un país determinado, y que ofrecen una mirada diferente u original.

Los autores publicados en Alexanderplatz son pesos pesados de la cultura, como Egon Erwin Kisch, Franz Werfel (su Reunión de bachilleres es todo un clásico), Soma Morgenstern, Karl Kraus, Victor Klemperer y su imprescindible estudio sobre la lengua del totalitarismo, el brillante LTI. La lengua del Tercer Reich, Klaus MannAlbert Einstein y Sigmund Freud. Lo mejor de aquella intelectualidad que se expresó en los turbulentos tiempos del pasado siglo XX.

Por su parte, en la colección Paisajes narrados hay que destacar a Paolo Cognetti, a Nona Fernández con su Chilean ElectricAnnemarie SchwarzenbachIván GoncharovGertrude Stein, Joseph Roth y sus clásicos Viaje a Rusia, Las ciudades blancas y Crónicas BerlinesasAlexander PushkinErnst Weiss, el imprescindible de la literatura húngara Gente de las pusztas de Gyulla Illyés, autores eternos como Balzac y GogolElio Vittorini y la espectacular recuperación y edición en seis volúmenes de los Relatos de Kolimá de Varlam Shalámov, entre otros muchos autores. Menuda selección.

Otra colección bien interesante es Con vuelta de hoja, que aúna ensayo, biografía y autobiografía. Aquí, destacan Marina TsevietaievaBoris PasternakRainer Maria Rilke, que firman un volumen conjunto de correspondencia entre ellos, o Hans Zischler y su interesantísimo Kafka va al cine.

La colección Tour de force busca recoger la mejor literatura actual, un empeño nada fácil, apostando por autores más que consagrados como Magda Szabo o Phillippe Claudel y otros más novedosos como Leonor de Recondo o Madame Nielsen entre otros.

Si eres un autor que estás empezando, esta sería tu colección. Minúscula acepta manuscritos, así que es una oportunidad única de que vuestros textos sean analizados por una editorial de semejante calado. Eso sí, nada de teatro, literatura infantil ni poesía. Solo les interesa la ficción literaria y el ensayo.

Minúscula, como editorial catalana que es, sostiene una colección dedicada a la literatura en esta lengua, bajo el nombre de Microclimes, con un montón de traducciones de obras tomadas de su propio catálogo. Como guinda a estas colecciones aparece Micra, que atiende a textos breves y singulares, extraños y exquisitos.

Detrás de todo este esfuerzo editorial se oculta, casi sin hacer ruido, la bonaerense Valeria Bergalli. Permanecer sin estruendo es el lema de la casa, y por ello el nombre de Minúscula, para “proponer libros sin recurrir a estridencias”, tal y como afirman en la presentación de su página web. La editora fundó Minúscula con el objetivo de editar libros con pasión, pero también con entusiasmo y curiosidad intelectual, asegura cada vez que la entrevistan. Esa curiosidad intelectual es uno de los motores que la han llevado a publicar determinados títulos.

Todo el trabajo que esta mujer lleva a cabo en Minúscula busca la singularidad, pero sin olvidar la necesidad de dejarse ver entre la enorme oferta editorial. Eso lo consigue gracias a una propuesta distinta, en donde las traducciones impecables, el diseño elegante y las ediciones cuidadas, aportan un valor añadido a su catálogo único.

La idea editorial es la de establecer un compromiso con sus lectores, que se sientan como en su casa, que transiten por las colecciones como si se movieran por los pasillos de una mansión en donde cada cuarto está conectado. Además, la editorial tiene, como mayor empeño, dar a conocer autores desconocidos para el público español, en parte algunos de esos que son calificados como “raros” y que se mantienen a salvo en esa especie de reserva literaria creada por sus colecciones.

Nacida en julio de 1999, la editorial consiguió lanzar sus primeros libros en el otoño de 2000. Además del que ya he mencionado de Joseph Roth, Las ciudades blancas, Minúscula se dio a conocer con una autora completamente desconocida para el público español: Marisa Madieri con su novela Verde agua.

En algunas ocasiones, ante periodistas que le han señalado a Valeria Bergalli que Minúscula sobre todo publica traducciones, la editora se ha manifestado por la labor de publicar autores en español, pero al parecer los manuscritos que le llegan no han sido publicables, y eso que el volumen que reciben es, como en todas las editoriales, enorme. Todavía no han encontrado ninguno que se ajuste a sus criterios de calidad o que case con alguna de sus colecciones.

Escritores que andáis mandando manuscritos a diestro y siniestro, tal vez Minúscula sea vuestro lugar . ¿Por qué no probar?

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