A veces, los árboles no nos dejan ver el bosque. Es increíble cómo llegamos a perder la perspectiva cuando estamos trabajando en un texto. Tanto que a veces tenemos la solución delante y no la vemos.
Como en este ejemplo, que ha surgido en la clase del taller de escritura de hoy. Así era la frase antes: se repetían las palabras «física/os» y «castigos», porque la construcción de las frases nos obligaba a ello. El autor ha sido tan exhaustivo, que sus frases parecían una idea a la que le estaba costando arrancar.
Así ha quedado después. Mirad qué simple ha sido la solución:
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