De entre las editoriales independientes, Automática presenta uno de los catálogos más atractivos del momento. Nacida en 2012, su filosofía es muy clara: ofrecer a los lectores una literatura de calidad por encima de modas, recuperar autores y libros que han pasado desapercibidos. Sus publicaciones combinan obras clásicas contemporáneas con textos descatalogados y otros que han permanecido inéditos casi de modo inexplicable. Las traducciones cuidadas y las cubiertas originales y atractivas son otra de las marcas de la editorial.
Siguiendo estas premisas, en el catálogo encontramos mucha literatura del Este de Europa y eslava, casi un sesenta por ciento de los autores publicados, desde clásicos rusos como Maksim Gorki hasta Vasili Aksiónov , pasando por la croata Daša Drndić , o el búlgaro Alek Popov , pero también hay sitio para escritores como el neoyorkino Daniel Fuchs , todo un descubrimiento con su Tributo a Blenholt .
Las joyas que ha publicado la editorial son muchas y brillantes. Cuanta la leyenda que la editorial nació en Madrid a causa de un grupo de amigos que se hartó, en mitad de la crisis económica, de no encontrar los libros que les apetecía leer: y se decidieron a publicarlos.
Por eso, los libros que estrenaron el catálogo de Automática ya fueron toda una declaración de intenciones: Fernando Arrabal con su magnética La torre herida por el rayo y Gorki con Infancia . Su editor es Darío Ochoa de Chinchetru, junto a Ángela Egúzquiza y Lucía Barahona, que en una entrevista para el periódico El País , aclaraba el origen del nombre: Automática pretende transmitir la idea de una editorial que se mueve por sí misma, al margen de las modas.
Tres libros claves operan como estandartes del ideario editorial: El sueño de la aldea Ding de Yan Lianke, autor chino candidato al Nobel, El arca de Noé , de Yordán Radíchkov , fallecido en 2004 y que es uno de los escritores más importantes de Bulgaria y El octavo día del estadounidense Thornton Wilder .
La editorial, que edita entre ocho y diez libros al año, alberga en su catálogo algunas obras impresionantes. En lo relativo a literatura rusa hay que destacar un primer texto publicado en 1880 y que, de forma autobiográfica, habla de un curioso personaje, el protopope o arcipreste Avvakum Petrovich : La vida del protopope Avvakum nos cuenta su destierro en Siberia, condenado por los dos sínodos de la Iglesia ortodoxa, el de 1666 y el de 1667, a causa de su negativa a celebrar la misa según la reforma del patriarca Nikon. Tras pasar por la cárcel fue deportado. Está considerada la primera obra rusa moderna, y el protopope la escribió entre 1672 y 1675.
La muerte del vazir-mujtar del escritor Yuri Tyniánov es un texto del formalismo ruso, ahí es nada. Pero también es una novela histórica. Aleksandr Griboiédov será enviado a Persia para ejercer de vazir-mujtar, una especie de ministro plenipotenciario. Aleksandr Griboiédov es un personaje real, dramaturgo, poeta y diplomático. Su final es tremendo.
Y de otro ruso, mucho más moderno, pero igual de interesante, es Moscú 2042 , de Vladímir Voinóvich , autor de origen tayiko. Su disidencia y crítica de los valores de la URSS lo llevaron a ser expulsado del país y se refugió en Múnich. Moscú 2042 es una novela distópica que funciona mediante un viaje en el tiempo, hacia adelante, que nos muestra un Moscú donde el comunismo ha triunfado para crear el perfecto Estado del absurdo.
La literatura búlgara es otra de las grandes desconocidas en España, pero poco a poco se van publicando traducciones que buscan sacarla del anonimato. En Automática han publicado La caja negra de Alek Popov , que hace referencia a una caja con las cenizas del catedrático Banov que llega a Sofía desde los Estados Unidos. La novela salta quince años para centrarse en las vidas de los hijos de Banov, reunidos en Nueva York. Desde ahí la historia se dispara con elementos de novela negra y conspiraciones económicas.
Otras literaturas tienen cabida en la riquísima selección de Automática: quiero destacar al norteamericano Daniel Fuchs, todo un descubrimiento, con su novela Tributo a Blenholt, de 1936. Fuchs fue guionista de cine y televisión, y eso se nota en el manejo de los personajes y de las situaciones de la novela, ambientada en el barrio neoyorquino de Williamsburg , el barrio alemán de Brooklyn que casi acabó desapareciendo a raíz del naufragio de un barco recreativo que llevaba a bordo a muchos de sus habitantes. Actualmente es conocido por ser el barrio judío. En este lugar, Fuchs dibuja una vida casi de corrala, intensa y bulliciosa, con los vecinos que entran y salen de los hogares de los demás con un ritmo trepidante. Ente ellos, Max Balcan, fiel al sueño norteamericano de que cualquiera con ganas y talento puede hacerse rico, como Blenholt, un mafiosillo local que acaba de fallecer.
Como colofón, dos obras interesantísimas: Leica Format de la croata Daša Drndić y El Ángel del atentado del serbio Svetislav Basara . En Leica Format, mediante la técnica del collage narrativo, la autora nos muestra la ciudad de Rijeka adornada con ciertos toques de realismo mágico y personajes sorprendentes: un pianista amnésico, un hospital que alberga un secreto terrible, un coleccionista de El Principito … una novela de relatos, de historias que se entrecruzan en un tapiz fabuloso.
Basara, en El Ángel del atentado, da voz al archiduque austrohúngaro Francisco Fernando que, desde la tumba, le dicta a su secretario Ferdinand Berchtold cómo fue realmente el atentado de Sarajevo que acabó con su vida y desencadenó la Gran Guerra . Un texto irónico, mordaz, que pone en duda las versiones oficiales de la Historia.
Así es el catálogo de Automática, gran variedad de autores de países cuya literatura es poco conocida y que estaban inéditos en España: una grandísima oportunidad si queremos descubrir otras narrativas.
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